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¿Antropología? ¿Para qué?

Tengo que empezar por decir que no hubiera sobrevivido en este que ahora es mi (otro) país sin la ayuda de la antropología. Fue para mí una necesidad comprender qué me estaba sucediendo, pero también dar respuesta a las muchas preguntas que surgen cuando uno se inserta en otra cultura y de pronto no entiende nada de allí, pero tampoco de aquí. Y aquí y allí se convierten en términos extrañamente intercambiables.

Pero ¿qué es la antropología? Me atrevería a decir que hay tantas definiciones como antropólogos-así que me permitiré la licencia de decir la mía: la antropología es la disciplina que mira dentro de las ventanas ajenas iluminadas. Desvela cómo es el mundo de otras personas. Cómo ven las cosas, cómo viven día a día.

Y ese mirar dentro de las ventanas muestra de por sí que todas los microcosmos son igualmente válidos.

Si quiere uno centrar la atención en algo que pueda definir de una forma menos retórica la antropología, podría decirse algo tan abstracto como la cultura. Pero entonces estaremos en las mismas. ¿Qué es, entonces la cultura? Y volvemos a empezar.

La cultura es como un manual de instrucciones para moverse por el mundo. Sirve para saber qué está bien y qué está mal. Sirve para juzgar a las personas, para clasificarlas. También sirve para entender cómo es el mundo- y cómo debe ser. A qué hora se come, qué se come. En qué ropas. Con quién. Cómo se come. Y hay tantas respuestas a estas preguntas.

La antropología es la disciplina que se pregunta, por encima de todo: ¿por qué?

También nos explica quiénes somos, como grupo.. A quién pertenecemos y qué requisitos hay que cumplir para ser esto y lo otro. Porque todo el mundo se moriría de risa si dijera que me siento afgana.

La identidad cultural es fundamental. Todos, quizá con la excepción de los psicópatas, necesitamos sentirnos parte de algo.

La ruptura con el elemento que más derecho identitario da- el territorio, la tierra- supone una crisis personal para casi cualquier migrado.

Pero el alejamiento territorial, que nos quita el derecho de seguir siendo de allí, no es más que uno de los muchos esfuerzos a los que sometemos a nuestros yoes desde el mundo exterior. Y al mismo tiempo, son como maratones que nos hacen crecer, que nos hacen aprender.

Con estos posts intento acercar la antropología quienes se preguntan qué significa cambiarse de cultura (o incorporar una nueva), bien porque ellos mismos han emigrado, porque conocen a alguien que lo ha hecho, o por simple curiosidad.

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